Indagar, pues, sobre la promoción que -en términos reales- se esté haciendo tanto de la creatividad (en cuanto capacidad universal de nuestra especie) como de su validez e importancia en tanto actividad humana que apunta a la individualización en el entorno social, es cuestionarnos sobre la importancia que la sociedad está concediendo a la generación de una cultura crítica o complaciente, variada u homogénea. Lo que, en definitiva, implicaría aproximarnos al umbral de un problema nada menor en el ámbito educativo: la enseñanza del valor libertad.
Como futuros educadores, este tema nos compromete tanto afectiva como profesionalmente. Haber formado parte de la ecuación alumno-docente en una realidad no muy diferente a la que abordamos (acaso sólo se hayan confirmado líneas de avance que ya era posible visualizar en nuestro pasaje como educandos en Secundaria) nos otorga un involucramiento que, a la vez que puede perjudicar una visión más objetiva que la pretendida a priori, enriquece nuestras perspectivas y acercamientos.