Surgieron, en abril de 1996, como souvenir que, gratuitamente, obsequiamos al público que concurría a los espectáculos de lectura en vivo que organizaba abrelabios. Siempre tenían textos de los autores invitados especialmente. Estos librillos (generalmente de 16 páginas de cm. 6x8 y tapa de cartulina plastificada) conformaron, a lo largo de dos años, una colección de más de setenta títulos y totalizaron prácticamente una decena de millares de ejemplares, habiendo recogido -en ocasiones- textos inéditos de prestigiosos escritores.

Lo dificultoso fue encontrar la forma de financiar la erogación que implicó, semana tras semana, la edición de estos diminutos ejemplares, aparecidos (al principio) como ediciones abrelabios y, en su segunda etapa, como EdicioneS PirataS.

abrelabios fue el nombre de una revista cultural montevideana de principios de la década del 80. Probablemente por razones de índole económica, salió únicamente el número cero. Recuperando esa denominación, quisimos que sobreviviera como símbolo de esas experiencias que mueren más allá del valor de los contenidos que deseen comunicar.

Por su parte, EdicioneS PirataS surgió como alusión a la labor titánica del polifacético creador Salvador Gonzáles (gestor cultural cubano del Callejón Hamel de La Habana) y como reconocimiento a la labor del grupo humano nucleado en torno a la emisora comunitaria (en esa época ilegal, por tanto, pirata) Radio De Mente de la ciudad de Montevideo.

Para solventar parte de esos gastos creamos un círculo de calificados colaboradores (hasta legisladores nacionales lo integraban) que mensualmente recibían los ejemplares editados a cambio de su aporte económico. Se sumó a ese apoyo el Ministerio de Turismo (autorizando la difusión de los minilibros en sus Centros de Información de todo el país) y la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay, que adquirió la totalidad de la colección para su Biblioteca.

Este tipo de publicaciones (además de ser uno de los elementos distintivos de abrelabios) sirvió de promoción de la literatura porque invitaban a la lectura por sus reducidas dimensiones. El libro en sí sumaba, a su calidad de objeto, la función de motivador para la lectura.

Algunos escritores llegaron a solicitar ejemplares de esos minilibros (propios y de otros autores) para obsequiar en eventos internacionales en los que participaron (congresos y encuentros literarios de Latinoamérica) o para envío a bibliotecas de otros países.

Corresponde destacar que se realizaron ediciones especiales de algunos de estos minilibros para obsequio con motivo del 1º de Mayo, Día de los Trabajadores. Así, en 1997, Selva Selvaggia de W. Benavídez; en 1998, La distancia más corta entre dos puntos es la recta de Santiago y, en 1999, el lujoso mundo de la pobreza de Sarandy Cabrera.

tarjetas-minilibros

A mediados de 2015, planificando las celebraciones del vigésimo aniversario de abrelabios, se consideró la pertinencia de dar continuidad a esa experiencia de promoción de la lectura originaria del grupo de gestión cultural. De allí surgió la idea de editar tarjetas personales con un formato similar a los minilibros de la década del 90.

Ahora tienen una leve variante en cuanto al formato (cm. 7x9,5) y en lo que hace a su impresión, tanto impresa en soporte papel como electrónico. Pero, en sustancia, estas tarjetas-minilibros representan la continuidad de aquel origen y propósito: acercar la literatura a la vida cotidiana.

No deje que le cuenten la experiencia de disfrutar de estas “miniaturas a lo grande”; vívala usted mismo y compártala.

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